A lo largo de la historia, los duendes han sido considerados como seres mágicos y misteriosos que habitan en la naturaleza. En muchas culturas, se cree que estos pequeños seres tienen el poder de conceder deseos y hacer que la fortuna sonría a quienes los invocan. Sin embargo, esta historia cuenta la triste historia de un duende que se enfadó porque los humanos solo lo querían para pedirle favores.
La historia del duende
Érase una vez un pequeño duende llamado Tito que vivía en un hermoso bosque. A pesar de ser pequeño, Tito era muy poderoso, y se decía que tenía el poder de conceder cualquier deseo que pudiera tener un humano. Durante mucho tiempo, los humanos acudieron en busca de Tito para pedirle ayuda en todo tipo de asuntos, desde encontrar el amor hasta hacerse ricos.
El desencanto del duende
Con el tiempo, Tito comenzó a sentirse cada vez más cansado de ser usado por los humanos. Se dio cuenta de que no importaba cuánto ayudara, nunca recibía nada a cambio, excepto una y otra vez la misma petición: «Por favor, Tito, ayúdame». Tito comenzó a sentir que su regalo era más una maldición que una bendición.
La tristeza del duende
Un día, un hombre llamado Juan acudió a Tito en busca de ayuda. Juan quería ganar la lotería y pensó que, como siempre, Tito podría ayudarlo. Pero lo que no sabía Juan es que Tito había alcanzado su límite. Tito se negó a concederle el deseo, lo que dejó a Juan muy enfadado. Tito, por su parte, se sintió muy triste al darse cuenta de que el hombre no se preocupaba por él en absoluto, solo por lo que podía hacer por él.
La venganza del duende
Tito decidió que ya era hora de hacer algo al respecto. Decidió que era hora de que los humanos aprendieran a valorarlo y a respetarlo. Así que, en lugar de conceder deseos, comenzó a jugarles trucos a quienes acudían en busca de su ayuda. Comenzó a esconder cosas, a colocar obstáculos en su camino y a hacer todo lo posible para hacerles la vida difícil.
Finalmente, los humanos se dieron cuenta de que algo estaba mal y comenzaron a investigar. Descubrieron la triste historia de Tito y se dieron cuenta de lo mal que lo habían tratado. A partir de ese día, comenzaron a mostrarle más respeto y agradecimiento, y a pedirle su ayuda solo cuando realmente lo necesitaban.
La historia de Tito es una lección para todos nosotros sobre la importancia de valorar y respetar a los demás, independientemente de quiénes sean o de lo que puedan hacer por nosotros. Si aprendemos a ser agradecidos y a tratar a los demás con respeto, todos podemos vivir en armonía.
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